Le tenía ganas, muuuuchas ganas!!! Y tengo que reconocer que no nos defraudó, es más, nos encantó y volveremos a probar el menú «largo» jeje.
He pensado mucho el subir o no este post ya que en ocasiones parte de la gracia de un restaurante está en la sorpresa, pero como Franchesko cambia muy a menudo de platos, me he decidido a hacerlo.
La oferta gastronómica se limita a 2 menús de degustación: Menú Gamberro, consistente en 8 pases, por 40€ (bebida no incluida) y el Menú Gamberro Extreme, consistente en 12 pases, por 60€ (bebida no incluida). En esta ocasión, al ser cena, nos decidimos por el menú Gamberro (aunque volveremos a por el Extreme otro día). Cantidades más que correctas para un menú de este tipo y sales completamente saciado.
El servicio por parte de los camareros, es impecable. En nuestro caso, David, estuvo genial con nosotros dándonos todo tipo de explicaciones (tengo que reconocer que soy curiosa en extremo en este tipo de restaurantes jeje). Gracias chicos.
La carta de vinos es extensa y con vinos adecuados para todos los gustos. Además, opción también de servir copas, por lo que te permite adecuar el maridaje al tipo de plato. Sugerencia, botella de vino blanco y terminar con copa de tinto.
Por poner una pega, el pan. Dónde estaba el pan???? Las salsas están tan ricas que se echa de menos el pan para dejar los platos más limpios que una patena. Estoy pensando en llevarme un trozo en el bolsillo la próxima vez que vaya porque es pecado dejar ni una miaja de salsa en el plato.
Y vamos ya al meollo de la cuestión, los platos. Ay omá, que ricos!!!! Y qué presentaciones!!!! Yo de mayor quiero ser como tú, Franchesko XDDD.
Para empezar nos pusieron 3 entrantes: Blinis de tortilla de patata y chistorra, Chips de yuca con mousse de mortadela picante de ternera y cabra al halal y Ceviche de ostra con huevas de trucha del pirineo. Tres bocados originales y con sabores tremendos. Destacar la ostra, que tenía un sabor super refrescante y estaba exquisita.
Para continuar, nos sirvieron un cocktail que consistía en helado de limón, peta zetas, espuma de vino de misa y pipeta con Aperol. Un cocktail dulzón para abrir boca que me encantó.
El plato «verde» de la noche: Guisantes cocinados en su propio caldo de vaina, edamames salteados en wok, trufa y mollejas de pato, todo ello salseado con dashi de clorofila. La mezcla de sabores me gustó mucho así como las diferentes texturas que había en el plato. Los guisantes bien cocidos, los edamames al dente, las lascas de trufa… Un conjunto sabroso y apetecible.
Llegamos al que para mí fue el mejor plato de la jornada. Kimchi de col casera, sashimi de pez mantequilla, granizado de lombarda y sake, hojas de capuchina y ajo negro. Brutal!!!!! El picante del kimchi, la suavidad del pez mantequilla, la potencia del ajo negro… En conjunto un plato con unos sabores muy bueno, que juntos todavía sabían mejor.
Bueno, ya perdonaréis la «cacota» de foto para este plato pero es el de la mesa del vecino. Con la emoción de probar el salmón, me lo zampé sin hacer la foto. Salmón cocinado a 50 grados, salsa romesco, puerro confitado, airbag (corteza de cerdo) y sal de remolacha. Jamás se me habría ocurrido servir un salmón con salsa romescu, pero pienso probar. La mezcla de todos los ingredientes resultaba muy sabrosa y te hacía ganas de seguir comendo más.
Pasamos a las carnes: Chop Suey del Sur. Unas deliciosas verduras salteadas con carpaccio de presa ibérica, fideos fritos y emulsión de yema con palo cortado. Un plato muy sabroso e interesante al paladar por sus diferentes texturas. Buenísimo en conjunto.
Carbón a la mexicana. Un plato espectacular del que solo os voy a desvelar la guarnición: Crema de patata con frijoles y achiote, totopos, maíz, guacamole, frijoles y vinagreta de jalapeños. Ahí queda eso. ¿Cómo lo véis?
Primer postre de la noche. Una versión Gamberra del tiramisú. Todo el sabor de un auténtico tiramisú con una vuelta de tuerca en texturas. Muy rico.
Segundo postre de la noche!!! Otro de mis platos favoritos de la jornada. Helado de sanso y bergamota, mousse de chocolate blanco, espuma de chocolate picante, galleta de mantequilla, mini croissants y mandarina osmotizada en ron… Ay omá que rico!!!!!!!! En serio, no os podéis llegar a imaginar el sabor que tenía el plato. Un placer para los golosos.
Y llegamos al final del viaje… Sin duda repetiremos para probar el menú largo. Espero que os haya gustado el post aunque solo sea la mitad de lo que me gustó a mi probar los platos de Franchesko Vera. El resto de sorpresas del restaurante, tendréis que descubrirlas yendo, eso si, no os olvidéis de reservar vuestra mesa.