Hace mucho tiempo que tenía esta receta en mi lista de pendientes pero nunca veía el momento de prepararla, a pesar de ser super sencilla. Por fin me llegó la «inspiración» y ale, comida lista. Tengo que decir que es un plato muy resultón y que está francamente bueno. Una manera diferente de comer patatas que hará las delicias de niños y mayores.
Animaros a prepararla, que estoy segura de que no os defraudará. Si os animáis , ya me lo contaréis dejando algún comentario que desde que están las redes sociales, los echo de menos jeje.
Ingredientes:
700 g. de patatas
1 cebolla Fuentes de Ebro
150 ml de nata
250 g. de tiras de bacón
100 ml de vino blanco
1 cuña de queso brie
Sal y pimienta
Elaboración:
Cocer las patatas enteras y sin pelar. Cuando estén tiernas pelar y partir en daditos. Reservar en un cuenco grande.
Picar la cebolla a trozos muy pequeños, agregar al cuenco de las patatas, revolver todo y añadir el vino blanco.
En una sartén sin aceite, dorar las tiras de bacón. Cuando estén doradas, juntar a las patatas y las cebollas. Verter sobre la mezcla la nata, salpimentar y revolver con cuidado de no romper demasiado las patatas.
Precalentar el horno a 180º.
En una fuente o tartera para horno previamente engrasada, volcar la mezcla anterior. Cubrir la superficie con lonchas finas de queso brie, al que habremos quitado la parte blanca.
Poner la tartera en el horno y cocinar durante unos minutos para que el queso se derrita. Abrir el horno y con la ayuda de una cuchara de palo, remover toda la preparación, para conseguir que el queso se mezcle bien.
Volver a cerrar la puerta del horno y encender el gratinador. Gratinar la tartiflette durante unos 15 minutos.
Servir caliente y, a poder ser, recién hecha.
Tienen una pinta estupenda y además son fáciles de hacer….