Por falta de tiempo, llevo una temporada de sota, caballo y rey a la hora de preparar mis tuppers para llevarme al curro por lo que ya estoy un pelín aborrecida jeje. Me he propuesto preparar las recetas con un toque diferente para no aburrirme tanto a la hora de comer. Y eso me pasó con estas pechugas, que pasaron de ser unas simples pechugas a la plancha, a un plato que repetiré en más de una ocasión.
Buceando por los mundos blogueriles, localicé una receta que tenía buena pinta en el blog Maria’s Recipe Book. Me puse a prepararla y a mitad de receta me di cuenta de que no tenía vinagre así que había que improvisar. Había en la nevera una botella de vino blanco Viñas del Vero Gewurztraminer y eso fue lo que cayó en la perola.
Rápida, sencilla y molona. Qué más se le puede pedir a una receta??? Animaros que seguro que os gusta.
Ingredientes:
500 g de pechugas de pollo
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
8 dientes grandes de ajo
1 dl de vino blanco
Sal
Pimienta recién molida
Una cucharadita de café de pimentón de la vera
Elaboración:
Cortar las pechugas en trozos o tiras no muy finas y reservar. Pelar los ajos.
Machacar en un mortero los ajos limpios con un poco de sal gorda y el pimentón. Agregar el vino blanco y mezclar bien.
Calentar en una cacerola o sartén el aceite. Cuando esté bien caliente, añadir los tacos de pollo y sofreír hasta que estén dorados por todas partes. Una vez dorado, salpimentar (poco, porque luego el majado aportará más sal), tapar la sartén y bajar el fuego al mínimo (vigilando que no se pegue).
Agregar el majado a la sartén y dejar cocer unos minutos para que se impregne bien con el sabor del ajo y el vino. Si el vino desaparece y se evapora enseguida, se puede añadir unas cucharadas de agua.
Listo para servir y mojar pan.